El estudio Galinut, realizado por pediatras de la USC y del complejo hospitalario, observa desde 1979 un aumento constante de la obesidad infantil. De hecho cada vez se dan más casos de obsesidad mórbidas en la edad pediátrica, lo que supone una repercusión muy importante sobre la salud, porque la grasa corporal no es solo un depósito de energía, c…
El estudio Galinut, realizado por pediatras de la USC y del complejo hospitalario, observa desde 1979 un aumento constante de la obesidad infantil. De hecho cada vez se dan más casos de obsesidad mórbidas en la edad pediátrica, lo que supone una repercusión muy importante sobre la salud, porque la grasa corporal no es solo un depósito de energía, como se creía tradicionalmente, si no que es un órgano metabólicamente activo que produce muchas sustancias que actúan sobre nuestro cuerpo y propician enfermedades asociadas a la obesidad, sobre todo a la mórbida.
El año pasado el CHUS atendió 800 consultas de obesidad, siendo 600 en el 2011, con un incremento del 33 % en un año. Este volumen tan relevante de casos favorece que en Santiago investiguen con la mayor muestra de obesidad infantil de España asociados con las universidades de Granada, Córdoba y Zaragoza.Entre las 4 universidades y hospitales disponen de unos dos mil niños y adolescentes obesos.
La finalidad de dicha investigación es conocer los problemas de salud asociados a la obesidad, especialmente metabólicos; las principales causas, estilos de vida, nutrición y actividad, y la implicación de la expresión génica en estos pacientes infantiles.
«El niño obeso no es feliz»
La pediatra Rosaura Leis resalta que la obesidad no es solo aumento de peso, si no de grasa corporal. Y «la grasa es un órgano complejo, que todavía estamos estudiando. En la USC y en el CHUS hay varios grupos de investigación que trabajan para conocerla mejor. Y se buscan factores que condicionen el aumento de grasa corporal; en especial de la grasa que incrementa riesgo de problemas cardiovasculares y metabólicos», agrega.
La mayor obesidad infantil eleva el gasto sanitario. Además, el niño obeso tiene más riesgo de ser un adulto obeso «y presenta enfermedades asociadas a la obesidad. En Santiago vemos casos pediátricos de esteatosis hepática no alcohólica (depósito de grasa en el hígado), resistencias a la insulina, niveles de insulina altos, patología osteoarticular, déficits nutricionales y con problemas importantes en su desarrollo psicoemocional», sostiene esta especialista.
Rosaura Leis matiza que la sociedad actual tiende a generar obesidad, pero la estigmatiza «y el niño obeso tiene más fracaso escolar, más depresión, menos autoestima. Se han hecho tests de calidad de vida en los que se concluye que la de niños obesos es similar a la de niños con tratamiento quimioterápico para el cáncer. Por tanto, el niño obeso no es feliz».
Para mejorar la situación recomienda alimentarse bien, más actividad física «y sobre todo menos inactividad, es decir menos tiempo ante las pantallas, porque en ese tiempo además de no moverse suelen comer productos no siempre saludables».