En la prueba de concepto, la plataforma logra neutralizar virus SARS-CoV-2 vivos al unirse a ellos con más eficacia que anticuerpos monoclonales y otros.

La proteína spike (espícula en castellano) que recubre el SARS-CoV-2, causante de la pandemia de covid-19, y que le da la imagen de una corona a través de la microscopia electrónica, llevó de cabeza a científicos de todo el mundo para tratar de neutralizarla, porque el virus la usa para introducirse en las células. De hecho, esa idea fue la base de algunos proyectos de vacunas específicas.
Ahora, cinco años después, investigadores del Instituto de Biotecnología y Biomedicina de la Universidad Autónoma de Barcelona (IBB-UAB) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, acaban publicar la prueba de concepto de una innovadora tecnología para enchufar y desenchufar moléculas con capacidad terapéutica en virus.
En concreto, logra neutralizar virus SARS-CoV-2 de las variantes Wuhan y Ómicron vivos (in vitro) al unirse a ellos con más eficacia incluso que anticuerpos monoclonales de referencia o terapias hiperinmunes clínicamente probadas.
La misma plataforma, nanoanillos de proteínas, puede diseñarse para que actúen contra otros agentes infecciosos y, de hecho, se está trabajando ya para probar su potencial terapéutico frente al virus de la gripe y al virus respiratorio sincitial (ya tienen los primeros resultados in vitro).
La prueba de concepto de esta disruptiva terapia antiviral, cuyos elementos funcionales se diseñan con ayuda de inteligencia artificial y que presenta características para llegar a tener también utilidad diagnóstica (test para detección temprana de virus), se ha publicado en Advanced Healthcare Materials.
La base es un nanomaterial formado por un andamio de proteínas recombinantes en forma de anillo (RLP por las siglas en inglés de ring-like particles) al que han incorporado unas miniproteínas rediseñadas por el equipo del IBB-UAB (curiosamente su especialidad es el párkinson). Esta estructura (RLP-1,3), que contiene hasta una veintena de puntos de unión de las miniproteínas al virus, se autoensambla en nanopartículas estables, biocompatibles y homogéneas que se adhieren de manera muy potente a la partícula infectiva del virus, spike-ACE2, y la neutralizan.
Otra gran ventaja de esta nueva estrategia terapéutica es su potencial uso universal: basta con cambiar las miniproteínas del módulo ubicado sobre el nanoanillo por las que resulten de interés para inhibir otros virus.
Si hubiese estado desarrollada en 2020…
Si al principio de la pandemia (2020) se hubiese dispuesto de esta tecnología, y de su imprescindible desarrollo preclínico y clínico previo, se podría haber tratado con éxito a pacientes que llegaban a las UCI con covid-19 grave y, con ello, supuestamente, se hubiese contenido la gran mortandad causada la pandemia a la espera de una vacuna (o vacunas) efectiva, ha manifestado a este diario Salvador Ventura, investigador del IBB-UAB y director del Instituto de Investigación e Innovación Parc Taulí (I3PT, vinculado al hospital del mismo nombre de Sabadell, en Barcelona), que ha coliderado la investigación.
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