Dos estudios liderados por el IBEC han logrado recrear el proceso de transdiferenciación de la vasculatura del neuroblastoma en modelos fabricados in vitro. Estos modelos, uno en 2D y otro en un chip microfluídico, proporcionan plataformas para buscar nuevos biomarcadores y diseñar terapias efectivas contra este tipo de cáncer.
El neuroblastoma, uno de los cánceres pediátricos más comunes, se clasifica como un cáncer del desarrollo, ya que surge antes del nacimiento, durante la formación de órganos y tejidos. Se origina a partir de células cancerosas que se desarrollan en los neuroblastos, un tipo de tejido nervioso inmaduro, y suele afectar principalmente a las glándulas suprarrenales.
Una de las líneas de investigación del grupo del Dr. Josep Samitier (Grupo de Nanobioingeniería del IBEC) liderada por la Dra. Aránzazu Villasante, es el desarrollo de modelos in vitro de neuroblastoma que permitan replicar su característica vasculatura para buscar nuevos biomarcadores y diseñar terapias efectivas contra este tipo de cáncer.
La Dra.Villasante, investigadora sénior del grupo, es la autora principal de los últimos dos estudios en esta línea, publicados en las revistas científicas in vitro models y cancers, respectivamente. Estos trabajos detallan cómo el equipo de investigación ha logrado reproducir el proceso de transdiferenciación de la vasculatura del neuroblastoma en modelos fabricados in vitro. Lo han hecho en dos sistemas fácilmente replicables: Uno de ellos es un modelo más simple, en 2D, utilizado para investigar posibles dianas terapéuticas; mientras que el otro es un chip microfluídico, más complejo, diseñado para el cribado de fármacos. Además, han identificado al biomarcador GB3 como una posible diana terapéutica para futuras nanoterapias contra el neuroblastoma.
Esto es relevante porque una de las características del neuroblastoma es su elevada vascularización, que puede ser mediada por un proceso llamado transdiferenciación, donde las células cancerosas se transforman en células endoteliales que forman los vasos sanguíneos del tumor. Este proceso se ha asociado con la resistencia a los tratamientos y la recurrencia del cáncer.
Fuente: IBEC