Un cambio a la altura de lo que supuso internet para la comunicación según Josep Samitier, presidente de la Plataforma española de Nanomedicina (Nanomed) y director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC). Esta agrupación, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad, reúne a más de 100 organizaciones del sector público y privado de dicho ámbito en España. Samitier explica que la mayoría de estas empresas son pymes, pero punteras en investigación y desarrollo.
“Solo con hacer una búsqueda entre los estudios publicados se puede observar el peso que España tiene en Nanomedicina. Es el tercer país del mundo después de Estados Unidos y China. Y el primero en Europa”, afirma el presidente de Nanomed. Una tendencia que no fue así desde el principio y nuestro país era un rezagado en nuevas tecnologías. Corría el año 2004 cuando un estudio de la UE nos ponía a la cola del “boom” que prometía ser la revolución en la medicina. Ese era el tiempo también del genoma humano, otro campo innovador al que España llegó “tarde”. “Sin embargo, en nanotecnología, el mercado estaba mucho más maduro”, afirma Samitier.
Pero, ¿qué es exactamente la Nanomedicina? ¿es verdad todo lo que promete? Para contestar la primera pregunta es necesario hablar de “nanociencia” o las actividades científicas y tecnológicas realizadas a escala atómica y molecular. Hasta ahí, la descripción encajaría con el campo médico. En cuanto a su aplicación, sobre todo se han hecho avances en lo relacionado con el diagnóstico y la liberación de fármacos.
Así, ya se puede disfrutar de “nanomedicamentos” que reducen drásticamente los efectos secundarios al dirigirse específicamente a donde son necesarios. O detectores bioquímicos para obtener imágenes de la malignidad o benignidad de un proceso tumoral. También está muy cerca los tratamientos adecuados para cada paciente. “Cada vez se tiende más a la personalización de los procedimientos”, asegura el presidente de Nanomed. En el futuro cercano se encuentra la regeneración de tejidos, ámbito en el que ya hay estudios avanzados aunque aún no haya llegado al paciente.
“El problema es que España se ha puesto ‘las pilas’ hace relativamente poco. Los estudios clínicos tienen una duración de aproximadamente una década, por lo que será dentro de unos cinco años cuando empecemos a ver las aplicaciones directas de estos avances”, explica Samitier. De hecho, hay en marcha unos 200 estudios españoles en diferentes grados de implementación y desarrollo, la mayoría de pequeñas empresas con mucha proyección, pero alejadas de las multinacionales.
Futuro o espejismo, de momento la Nanomedicina sigue representando un ámbito experimental. Pero, en su momento, también lo fueron las vacunas…
Fuente: Redacción Médica