Durante las últimas semanas han tenido lugar la firma de acuerdos muy significativos entre dos de las grandes industrias farmacéuticas y dos start-ups norteamericanas centradas en nanomedicina y especializadas en liberación de fármacos.
Por una parte, CytImmune y AstraZeneca han llegado a un acuerdo para estudiar la viabilidad de un innovador nanofármaco contra el cáncer que unirá un nuevo agente anticancerígeno de AstraZeneca a la plataforma CYT-6091 de CytImmune. CYT-6091 consiste en un complejo de nanopartículas de oro recubiertas con moléculas de Tumor Necrosis Factor Alpha (TNFa) y otro agente que dificulta que el complejo sea detectado por el sistema immunitario (PEG-Thiol). Dicha plataforma ha sido testada con éxito en un ensayo clínico de fase I en el que se observó que las nanopartículas de oro se localizaban únicamente en los tumores y no en tejido sano, resultando en una mejora en la seguridad del TNF administrado sistémicamente.
Además, Amgen ha invertido 180 millones de dólares en la start-up BIND Biologicals, para el desarrollo de nanofármacos altamente específicos contra el cáncer y otras enfermedades. Dichos nanofármacos estarán basados en la unión de Accurin (nano-plataforma propietaria de BIND), con un compuesto desarrollado por Amgen que tiene como diana a una proteína quinasa que juega un papel fundamental en el crecimiento tumoral. Así, esperan también encontrar una manera óptima de llevar este nuevo fármaco exclusivamente a las células cancerígenas.
Según el CEO de BIND, Scott Minick, estas alianzas pueden suponer un punto de inflexión en el desarrollo de esta tecnología emergente. La adopción de la nanomedicina por parte de las multinacionales farmacéuticas servirá para facilitar su llegada en la clínica y, en definitiva, a los pacientes.